ACERCAMIENTO AL AUTOCONCEPTO
Para comenzar con nuestro tópico, creemos conveniente acercar y definir el
término de AUTOCONCEPTO:
Se define como el conjunto de pensamientos y sentimientos que el individuo
tiene de sí mismo. Es posible diferenciar dos componentes o dimensiones en el
autoconcepto: los cognitivos que son los pensamientos que se refieren a
las creencias sobre uno mismo tales como la imagen corporal, la identidad
social, los valores, las habilidades o los rasgos que el individuo
posee. El otro componente es los evaluativos que son los sentimientos, es
la llamada autoestima y están constituidos por el conjunto de
sentimientos positivos y negativos que el individuo experimenta sobre sí mismo.
Estos componentes se va a representar un papel importante la imagen que el
sujeto considera que los demás tienen de él.
Este fenómeno psicológico comienza a formarse con nuestras primeras
experiencias en el mundo, en las que el bebé descubre sonidos, colores, voces,
y se va consolidando cuando se da cuenta que todas las personas son diferentes
e independientes a los demás.
Es un proceso complejo que implica influencias del exterior y significa que
nosotros, en nuestra labor de maestros, debemos adoptar cierto compromiso en
relación a nuestro alumno de tal manera que este se forme un “autoconcepto”
adecuado y estable.
Esa imagen que tenemos de nosotros mismos, no es invariable, sino que se
puede modificar, y se hace en función a nuestras experiencias, sensaciones,
deseos y preferencias; ello será posible gracias a la relación con los demás,
la propia realidad que viven y comparten con otros de su misma edad.
Este autoconcepto no se crea solo como resultado de la percepción,
así creando la visión egocéntrica sino que se crea y modifica gracias a la
relación y comunicación con los demás, ya que si no se comparte, no hay
crecimiento humano, para ello es muy positiva la relación con los demás para
conseguir un autoconcepto más maduro, aunque también es bueno tener y mantener
un espíritu crítico que nos permita ser realistas, aceptando nuestros defectos,
pero sin olvidar nuestras virtudes y/o posibilidades.
Como maestros/as, padres/madres debemos fomentar ese espíritu crítico a
través del diálogo, respeto de turnos de palabra, valoración de las
aportaciones de cada uno, sin menospreciar ninguna de ellas.
Las personas que presentan un autoconcepto positivo, tienen mayor capacidad
para actuar de forma independiente, tomar decisiones y asumir
responsabilidades, para enfrentar retos y una mayor tolerancia a la
frustración, que les permite afrontar mejor las contradicciones y los fracasos.